La tragedia de aquello que no alcanza (abrazando lo no dicho) - Sobre 'Normal People'


 

"I never wanted love, but now it's come undone.
I'm waiting on the time, you see? I care.
But now it's fading fast, thought it was gonna last.
I'm not uncomfortable, but I feel so uncomfortable".
 
-Uncomfortable,  
Wallows.

    Obviando las virtudes que tiene la serie como su cuidada dirección o la gran construcción de personajes que cierra cual círculo, existe un gran pero gran punto a favor, y es ni más ni menos que la gran humanidad que yace en toda la narrativa. Porque al final si hay un lenguaje universal, es el de la tragedia. Tarde o temprano a todos nos alcanza. Y en este caso, el de Normal People, la gran tragedia reside en lo que no pudo ser, y más trágico aún es la razón de esto. Y es que a veces y simplemente... no alcanza. Tantos vaivenes atravesados, tantos encuentros en el desencuentro, tantos desencuentros en el encuentro. Tanta distancia en la cercanía, tanta cercanía en la distancia. Todo un mundo incongruente de sensaciones que vagan por algún inexplicable lugar de la contradicción humana. Porque ambos están rotos y en consecuencia se lastiman, para luego arreglarse y volverse a encontrar. Todo empieza con un corazón desahuciado (Marianne) que en consecuencia vagará por el mundo bajo el prisma del propio desahucio, corazón que encontrará un refugio en donde más sufrió y donde seguirá sufriendo a base de lo no dicho. Y por otro lado, alguien que no encuentra el rumbo de las cosas (Connell), o mucho peor... el sentido de. Todo en base a la ausencia de lo que alguna vez fue. Pero y sin embargo, encontrará una única respuesta en un solo lugar: el corazón que supo desahuciar. 

Y así, entre contradicciones guiadas por el trauma de la psiquis, estos rotos se encontrarán al final del tunel. Y cuando todo parece estar en sus relativos cabales... llega la peor tragedia de todas. No debe haber peor sensación que la de mirar al otro y sentir una catarata de emociones. Agradecimiento, familiaridad y amor por todo lo que se logró atravesar de la mano de dicha persona. Recordar toda la senda recorrida a lo largo del tiempo. Hubo otras personas en el medio, sí. Hubo sentimientos heridos, sí. Pero sobretodo... un mundo que vagó entre medio de ambos comandado por lo no dicho aquella vez. Y sin embargo se pudieron sobreponer gracias a la sensación de amar al otro, ¿para qué? Para que al final del día la tragedia gane y no alcance, convirtiendo así la mirada más genuina de todas en la última. 

Porque hay momentos en los que todo pero todo se va y a uno no le queda más remedio que abrazar lo que queda, para empujarse un poco y así volver a ser. O al menos intentarlo... una vez más.
Y la reflexión que uno se obliga a creer, ya que el punzante dolor de aquello que no es puede con todo, es la de que nunca uno debe olvidar el cariño hacia los que nos hicieron, hacia los que formaron parte del duro camino a vaya uno a saber dónde. Y que en el transcurso de la historia terminaron convirtiéndose en la verdadera pulsión, en ESE 'dónde'. Porque resulta que cuando la marca es grande puede ser duradera, es más, me atrevo a decir que eterna. El dolor quizás se apaciguará, pero la incomodidad de aquel eterno amor que se perdió en el camino abarcará un lugar muy especial en la vida de uno, ¿no? Una marca que quedará latente en la eterna fantasía guiada por la más simple de las preguntas: "¿Y si vuelvo a encontrarme con su rostro en la mañana una vez más?"

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