La dualidad de una balada dark - Sobre 'RAWR' de Taichu.
Como todos los meses, hay un álbum o película que me trazan de forma directa. Es algo inherente a mi persona y supongo que es algo que de alguna manera u otra nos pasa a todos. Más si se tiene en cuenta la facilidad que tenemos hoy en día para acceder a cualquier tipo de obra (lo cual termina siendo contraproducente). En este caso, ya tengo mi álbum de mayo. Si bien el mes recién comienza, en los pocos días que van del mismo no pude dejar de escuchar el último álbum de Taichu, titulado "RAWR", el cual vio la luz el 27 de abril. Su "corta duración" (concepto completamente inapropiado, ya que dura 32 minutos) hace que sea de ágil escucha. Ahora bien, esto crea una especie de dicotomía, ya que considero que en estos últimos años hubo una especie de "enfriamiento" de la música en los ámbitos "urbanos" (en realidad, en general) de la música. Ya que retomando la idea de que tenemos todo al alcance de la mano, trae consigo una manufactura del arte en la que todo es tan rápido como consumible y descartable. Lo cual trae algo así como un bache artístico, al menos en ciertas cuestiones, véase desde lo narrativo. Y es que uno ya deja de encontrarse con obras que sean conceptuales o narren una historia en sí. O que como mínimo sigan un hilo dentro de la propia estética de lo que se intenta lograr. Es decir, que haya una búsqueda. Ejemplos de albumes que parecen más una recopilación de los hits de ciertos artistas hay miles, en donde cambian el género entre tema y tema por un mero hecho de querer diferenciar las canciones entre sí ya que en el fondo son lo mismo: algo vacío. Por eso es como encontrar agua en el desierto cuando aparecen artistas como Dillom y Post Mortem, Saramalacara y su último "EP" "eclips3" o Muerejoven con "Términos & Condiciones". Estos son claros ejemplos de una construcción artística premeditada, cuidada, y sobretodo... buscada. Y acá es donde hace su aparición Taichu con RAWR. Donde al escuchar dicho álbum uno se encontrará no solo con una línea clara y concisa, sino que uno se chocará con sonidos muy únicos, o al menos en aquello que se considera más "mainstream". Y ahí, entiendo, yace la unicidad esencial de la obra en cuestión. Pero además, existe variedad. Ahora bien, uno podría considerar la variedad como un arma de doble filo ya que en la misma uno podría encontrarse con esta idea de "compilación".
Nada dista más de la realidad en este caso, ya que en primera instancia los primeros temas del álbum siguen un camino hasta toparse con el "primer corte" a nivel narrativo, estoy hablando del tema "d CERO" (única canción con una letra minúscula en su título). Aquí es donde se pega el primer volantazo a nivel sonido y narrativo, aunque sin embargo sigue conservando una estética que va de la mano con los temas anteriores. Y más importante aún, tiene una razón de ser (de más está decir que se trata de una interpretación puramente personal). En dicha canción se habla sobre temas de ego y el volver a empezar (una perfecta contraposición al tema anterior a éste, titulado "PRESIÓN", tema que es un featuring, cuestión muy relevante ya veremos porqué). Esto sirve para comenzar a adentrar lo que seguirá en el álbum, sobretodo el final de la canción que explota de forma muy imponente. Además, adentra la cuestión de dualidad en el álbum, ya que demuestra que hay "dos partes". Luego le sigue "BABYSPICE" para refutar lo antes dicho y así llegar al que para mí es el gran tema del álbum, el cual no solo encaja perfectamente sino que también resume a la perfección toda la esencia de "RAWR" desde una parte simbólica. Me refiero a "BALADARKS". Y es que los primeros estribillos de la canción estan cantados en inglés y cargados de angustia. Como si la furia con la que cargaba en los primeros temas del álbum se hubiesen apaciguado por un instante para así recaer en una canción profundamente desoladora. Es la caída. Además justamente yace esta dualidad antes reflejada en "d CERO". De hecho la canción es eso, no solo por el mero hecho de estar cantada en dos idiomas, sino porque habla de "Ya no siento el químico, que hace que seamos dos". Hay una idea de lo dual, tanto desde el sonido como desde lo narrativo. Además su título es una palabra compuesta (BALA+DARK). Y así pasamos al siguiente tema, "TU SI K TA LOKO". Donde éstas ideas se terminan de complementar de manera perfecta y comienza la última parte del álbum como tal. Aquí retoma conceptos anteriores: "Los químicos no hacen efectos", "No me busques más, ya vendí mi ego". Todo esto en una canción que es mucho menos "deprimente" que la anterior. Existe una especie de transición en el dolor. Una especie de evolución en el duelo. Y así entra el próximo tema, "GAS", con Muerejoven. Otro feat para "cerrar" el ciclo que comenzó al finalizar la canción "PRESIÓN". Con este especie de ciclo "cerrado", comienza uno nuevo. Seguido de "MORTAL KOMPA", tema cargado de fuerza e inclusive me atrevo a decir de algo de furia y enojo. "No quiero todo, quiero lo mío. Te extraño a vos, me extraño a mí. Antes de conocerte yo no era así". Todo esto para que desemboquemos en "ALASKA", un tema que va de la mano con BALADARKS. En este caso, hay una tristeza que se espeja con la pérdida de uno mismo en base a un otro. La aparición de esta canción podría tratarse de una contradicción teniendo en cuenta que supuestamente el ciclo se había cerrado con "GAS". Pero no, ¿por qué? Porque este nuevo ciclo es el de la aceptación de ambas dualidades. Y es aquí, en esta última parte del álbum, donde se amalgaman y conviven las contradicciones. Y esto se puede entender ni más ni menos que gracias al cierre de la obra, me refiero a "CHACHA FIGHT". Una canción sin voz en la que se encuentran todos los sonidos que conocimos a través del viaje por el que la artista nos llevó (una vez más, mezcla palabras en inglés y español). Es decir, todo es uno. Todo lo que escuchamos y sentimos son partes de una misma cosa: aquello que acompleja al artista. Quedará en cada uno interpretar de que se trata, o el como uno elije ser atravesado por la obra en cuestión.
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