La tristeza bien comprendida.

     Hace un tiempo atrás me encontré con un posteo de un crítico de cine en el que hablaba sobre lo que es para él la tristeza bien comprendida, en aquél caso simplemente se limitó a hablar de un disco en particular debido a que se deja entrever lo que quiere decir con tristeza bien comprendida ya que simplemente con escuchar el disco de la banda islandesa Sigur Rós, del año 2008 y titulado "Með suð í eyrum við spilum endalaust", (particular título traducido como "Con un zumbido en nuestros oídos tocamos eternamente") uno puede interpretar a que se refería el crítico (@criticoycitrico) con ésta cuestión porque la obra habla por sí sola (gran disco dicho sea de paso). Ahora bien, el asunto de "la tristeza bien comprendida" quedó rondando en mi cabeza hasta el día de hoy, es un tema que siempre me atrapa. Pero... ¿qué corno es la tristeza bien comprendida? Bueno, convengamos que es un término un tanto abstracto ya que puede atravesar a todos de forma diferente por el mero hecho de que no hay nada más universal que la misma desazón. Pero en lo que a mi opinión respecta y en primera instancia, se trata de aceptar que la tristeza NO debe ser desechada sino justamente... comprendida. Y en base a eso puede nacer una obra de arte. Por otro lado, para mí es también aquella obra en la que se habla y trata a la angustia como algo completamente inherente al humano. Y partiendo de esta base se hace una construcción. Pero además, también se basa en un viaje construido a través de la tristeza como tal, con todas sus facetas. Y el disco antes nombrado es un gran ejemplo de ello ya que nos llevan por un viaje de folk islandés en el que comienza con canciones "alegres" o cuanto menos, estéticamente movidas. Con guitarras y percusiones que incitan a moverse un poco. Y poco a poco se va a adentrando en un aura mucho más angustiante para luego pasar por la nostalgia y así finalizar de gran manera con el único tema titulado en otro idioma, "All Alright", traducido como "todo está bien". Y ahí está, eso es claramente una tristeza bien comprendida. Una tristeza completamente atravesada. Porque no hay nada que represente más a la desazón que cuando esta finaliza, cuando nos decimos "¿ves? está todo bien, pasa, pasó". Porque la tristeza no es más que un sentimiento humano, y como todas las emociones... es pasajera. Aunque por desgracia no siempre es así, o muchas veces cuesta demasiado entender que es una mera condición de dicha emoción. A veces lo pasajero se vuelve casi eterno. Pero para eso puede servir el arte, para hacer de una especie de sostén a la angustia, para poner en palabras y significado aquello que se nos escapada de las manos. Siempre hay que recordar que alguien más sintió lo mismo que vos, ¿y que mejor forma de sobrellevarlo que con una obra que nos sirva para espejarnos? Así que eso, más o menos, es para mí la tristeza bien comprendida. Y sobretodo, se trata de algo que carece de golpes bajos fortuitos. La tristeza bien comprendida no es aquella obra mala leche en la que tenés que llorar porque sino sos mala persona. Que algo nos haga llorar no quiere decir que sea precisamente una tristeza bien trabajada. Así que después de pensar y analizar mucho toda ésta cuestión, voy a pasar a hacer una breve lista de algunas obras que para mí son ni más ni menos que la tristeza bien comprendida, por A o por B.

-Compartment No. 6 (2021), dir. Juho Kuosmanen.

    
    Una road movie con tintes de 'Before Sunrise' pero al más puro estilo escandinavo. El frío, la nieve y dos almas desoladas que se encuentran en la desazón del otro, todo al son de la magnífica 'Voyage, voyage' de Desireless. Una historia donde las palabras no hacen falta cuando la conexión nace en base al sentimiento más humano de todos: la soledad. Y a partir de ahí e impulsados por las tristezas que cada uno carga en su mochila de viaje, nace un entendimiento hacia el otro que nos refleja que al final puede nacer algo más bonito. Justamente de esa misma tristeza. Espectacular película. 

-Something To Tell You (2017), de HAIM.

    Segundo álbum de las hermanas Haim. Excelente por donde se lo mire. Un viaje que nos lleva por distintas emociones acaparadas por el desamor para así finalizar de la forma más perfecta posible con la increíble y desgarradora "Night So Long", donde ahora sí, le decimos adiós a un amor.

-Summer with Monika (1953), dir. Ingmar Bergman.


    Mi favorita de Bergman por escándalo. Aquí el sueco toma una postura y perspectiva del amor en base a el contexto desolador que rodeaba a la juventud. Lo mejor de todo es que a pesar de estar situada en un contexto específico (la Estocolmo de aquél entonces), la película es profundamente universal y trasladable a cualquier parte y año del mundo. Y es que enamorarse en sí es un acto cruel, una realidad cruel. Te entregas a alguien para dar paso a la inevitable condición de tener que dejar algo. Es absurdo, es trágico, es hermoso. Todo en partes iguales. Y cuando el mundo que te rodea es más cruel aún, se transforma en una muerte anunciada. Porque como escribió Romina Paula en su novela Agosto, "Tanto libro, tanta película en lo que todo se resuelve con amor, por amor. Donde el amor salva. Y acá, en el mundo real, en esto que reconozco como real, el amor no solo no salva sino que ni siquiera es suficiente".

-Circles (2020) , de Mac Miller.


    El álbum póstumo de Mac Miller es una excelencia. Es un viaje por las angustias del artista que por momentos puede volverse apabullante, sin embargo es una gran forma de materializar las desazones que puede uno llegar a sentir y así abrazarlas para no dejarse ganar.

-Lost in Translation (2003), dir. Sofia Coppola.

    
    A esta altura dudo que alguien no conozca la gran obra de Sofia Coppola. Poco queda por decir de 'Lost in Translation' que no haya sido dicho con anterioridad. Simplemente voy a limitarme a sostener que siempre creí y sigo creyendo que la verdadera protagonista de la película es la soledad, la cual transmite una sensación de fragilidad, el sentirse distinto. Y es que el paso del tiempo y sus consecuencias son un factor fundamental, ver como la soledad madura y se manifiesta en diferentes formas. Charlotte es joven, Bob no, pero ambos tienen algo en común y es justamente ese desarraigo, esa condición de sentirse solos. Y  esto se hace presente en diferentes etapas de la vida ya que ella (la soledad) siempre va a estar ahí, a veces levemente dormida... pero latente. Aunque que irónico y precioso que a veces, de ese desencuentro con el mundo, con el entorno y con uno mismo, se termina por generar un encuentro entre dos partes totalmente desarraigadas a su propia vida. Y ahí es cuando entre tanto y tanto aparece una calma, una esperanza. Por un mínimo instante nos encontramos sin preocupaciones respecto al futuro. Simplemente se trata de disfrutar ese momento, volver a dormir en paz por un rato. El tiempo termina por mutar y de esta combinación soledad-tiempo, mutamos nosotros. Fuimos encontrados y encontramos. Nos encontramos.



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