"Atrapados en una noche sin fin" - Sobre 'Llorando en la Fiesta' de BLAIR.
Ya pasado el ecuador del año, me gusta siempre mirar hacia atrás para ver como todo fue transcurriendo. Algo así como una elipsis introspectiva. Por lo que siempre opto por contemplar que películas vi, que canciones escuché y que discos admiré en un largo loop. Así que me dispuse a ver cuales eran los artistas a los que mas le di a reproducir en la primera parte del año y para mi no sorpresa, ya sabía quien encabezaría el top. Se trata de la artista BLAIR. No fue algo inesperado, ya que hasta recuerdo el momento en el cual me topé con su música, meses atrás. Fue uno de esos momentos en los que uno se choca con una obra casi que por casualidad. Y en consecuencia la misma termina por abrazar a uno de forma completamente idónea. Lo tengo presente ya que estas situaciones son prácticamente escasas. Porque si hay algo que considero y creo, es que uno debe ir a la obra y no la obra venir hacia uno. Pero a veces, y solamente a veces, pasa que estás dando vueltas por algún lugar del vasto mundo que es internet y de repente... ¡Pum! te chocas con algo que llama tu atención. Algo que es más complejo aún si lo trasladamos a los tiempos que corren, es decir, los tiempos del descarte y el olvido inmediato de lo que uno acaba de consumir o toparse en redes. Así que bueno, un día me choqué con un álbum que es la antítesis de esto. Ya que de olvidable no tiene nada, y de descartable muchísimo menos. Así que ahí estaba, vagando entre angustias matutinas e incomprensibles y leí un tuit que llamó mi atención, es el siguiente:
Y si hay algo que capta la inmediata atención de alguien que no está del todo estable desde el nivel emocional es aquello que lo haga juguetear con este dolor, que le haga poner de frente, que ponga en palabras el desahucio sentido y morbidamente... que haga sentir peor. Porque eso es lo lindo del arte (esperemos que Martín esté bien). Así que salí disparado a buscar dicha canción, en busqueda de algo que quizás ayude a apaciguar un poco el malestar. Se trata de "Rothmans", de la anterior nombrada BLAIR (autora del tuit). Una vez que la encontré en plataformas me di cuenta que pertenecía a un álbum, el cual se titula "Llorando en la Fiesta". Dicho título llamó mi atención desde el instante cero. Y es que la idea de llorar en una fiesta es muy específica, muy clara. Es un título muy particular y hace difícil, cuanto menos, no sentirse curioso por el mismo. Y además y sobretodo... es visual. Muy visual. Esto se vio refutado cuando vi la portada del álbum, la cual a pesar de ser colorida transmite cierta melancolía. Es decir, hay algo que no está del todo bien. Hay un contraste, un mundo de opuestos y dualidades. Más adelante la misma portada se va a resignificar con el devenir de las canciones, tomará un sentido, un porqué. Y he de decir, un sentido muy relevante en la concepción de la propia obra. Pero antes de llegar hasta ahí, es pertinente adentrarse de a poco en "Llorando en la Fiesta". Entonces, en vez de darle reproducir a la canción Rothmans, fui directo a escucuchar el álbum entero, sin saber lo que me esperaba. Sin saber que era con lo que me iba a chocar. Que suerte que haya sido así.
El álbum abre con el hómonimo, es decir, con una canción titulada "Llorando en al Fiesta (Intro)". Hay que prestar especial atención a los títulos, ya que como todo buen álbum conceptual, cada parte forma al todo. Ese "(Intro)", por más obvio que parezca, está ahí por algo. Es el inicio de una historia, esa simple "aclaración" sirve para sentar las bases de lo que es la narrativa en su totalidad de la obra en cuestión. Y retomando dicha introducción, en la misma no hay voces, solamente una melodía que ambienta su propio título. Acá se logra de manera perfecta captar el aura que emana el llorar en una fiesta. Música y un leve sollozo, nada más. Y de nuevo, es una decisión que ayuda a plantear la narración cual prólogo. El "silencio" es importante, no está ahí porque sí. Porque detrás de todo silencio hay algo para decir, algo que busca salir a toda costa. Además existe un profundo desencaje de quien llora en una fiesta con el entorno que rodea. Para que alguien llore ha de haber un detonante, sobretodo si ocurre en una fiesta. Es el principio de una noche sin fin. Una introducción perfecta para lo que vendrá. Y así pasamos al segundo tema, titulado "Otra Noche en los '70". Aquí ya se hace presente la voz. Lo que se narra es la fiesta en cuestión desde una especie de primer plano. Ahora bien, uno debe entender que "la fiesta" no está contada como lo que coloquialmente uno entendería como tal. Es decir, esta "fiesta" es caótica, sucede en el terreno de la propia percepción. Estamos adentrandonos en el terreno pantanoso de lo ilógico. ¿A que voy con esto? A que en primera instancia se habla de un lugar. Uno al que nadie debería acceder a excepción de la propia persona. Es muy grafico en ese sentido. Se habla de sangre, de ADN, de envidia. Esto va de la mano con una "perdida de identidad". El no saber que pasó una vez cometido el acto. Supongamos que es en base a la sustancia, ya que dice "Luces azules, rojas, en cámara lenta", además aquí se resignifica la portada del álbum. Por otro lado, hay que tener en cuenta que se trata de una "noche en los '70". Algo fuera de tiempo, algo fuera de lugar. Como el llorar en una fiesta. Es una dualidad. Uno supuestamente no llora en la fiestas, disfruta y goza. El llorar se asocia a la intimidad, al terreno de la soledad. Estamos frente a un problema. Y así pasamos a uno de los puntos más altos a nivel narrativo de esta historia que se nos quiere contar, se trata de "Opuesto Complementario". La cual comienza con una contundente línea, "Yo sigo congelada en el tiempo", como aquella noche que se perdió en lo más remoto del tiempo. Pero además, se plantea o se hace hace más presente esa cuestión de la dualidad. La cual está presente en todo el álbum. Véase "Odio amarte y amarías odiarme". Misma dualidad contradictoria que va de la mano con el concepto de llorar en una fiesta. Pero además se hace presente la verdadera razón de ser. Es decir, un amor devenido en desamor. Caótico, vaivenezco. Se trata de opuestos que se complementan, cuestión muy importante y a tener en cuenta. Ya que si nos movemos al terreno de lo general, es decir, analizando todas las canciones como parte de una sola cosa, la propia lírica será un reflejo de estos opuestos que se complementan, una lírica que vaga entre frases que quedan resonando gracias a su profunda simpleza romántica (simpleza como una cualidad positiva, en la simplicidad yace la complejidad), como por ejemplo: "Voy a amarte aunque me hagas daño, opuesto complementario, ya ni sé porque te amo" o "Quiero mudarme a una pintura con vos, cuando estés dormida te robaré un color", las cuales confluyen con una parte más brusca y visceral: "Si me mira, que sepa lo que le espera" o "Es que estuve ocupada sacándome de encima a todas esas almas vacías". Y adelantando un poco, en un momento determinado directamente cambiaremos el idioma en el que se cuenta la historia (Troya), sin embargo, no se pierde el hilo conductor y climático, es más, es un cambio completamente lógico y perfecto. Pero retomando la línea narrativa, "Opuesto Complementario" es una canción de estar congelados en el tiempo, de todavía no lograr comprender que fue aquello que hizo que nuestro complemento se salga de nuestras vidas. Y así pasamos a "Rothmans", donde la frase inicial no puede ser más clara "Yo trato de entender que ya no sos mi amor". Todavía no se encontró una respuesta, sin embargo existe una movilidad en cuanto a la acción de quien sufre. Ahora además de tratar de comprender que pasó, se anhela, se extraña y existe una especie de consciencia sobre aquello que se pudo haber hecho mal "Pero si alguna vez te hice llorar, no me merezco volver a empezar". Pero hay un punto muy importante. Y es que se resignifica el título del álbum. "Cuando estoy llorando en la fiesta, todos fueras de sí, y entra una bocanada de aire fresco de abril... eso sos para mí". El llorar en la fiesta se transforma en una declaración de amor. Por otro lado, la línea final es la siguiente: "Espero no estar volviéndome loca". He aquí el comienzo de un largo duelo en el que no solo hay que dejar ir a un amor, sino uno en el que habrá que comprenderse a uno mismo. Primero hay que aceptar para luego atravesar. Y ahí entra la siguiente canción, titulada "Mi suerte". En la que no se puede hablar con mayor claridad. "Cuando vos no estás trato de entenderte, en la soledad uno es mas fuerte". Y es que entre soledades uno logra ver con un prisma diferente las cosas que son cegadas ante la vóragine del desamor y el dolor. Aquellas cosas que parecían perfectas, aquellos momentos en los que uno quería frenar el tiempo, mudarse a una eterna pintura. Se reinterpretan y cae una nueva ficha, se abre un nuevo camino. "Siempre querías escuchar mis canciones, ¿para qué? si no sentís mis dolores. Te reís de mis emociones y solo puedo sonreír cómplice. No sé si en realidad soy quien querés". La canción completa irá por esta búsqueda de la comprensión. Y así pasamos a la última parte del disco, donde se produce un quiebre: abrimos los ojos. El duelo muta y pasamos a otra etapa. Se trata la anterior nombrada "Troya", y ahora sí, logramos comprender el porqué hay un cambio de idioma. Y es ni más ni menos que porque hubo un cambio en la narrativa. Primero que nada estamos hablando de Troya, aquella ciudad narrada en la Ilíada que fue tomada por aqueos mediante el conocido caballo de madera. Es decir, un regalo en el que en realidad se escondía el enemigo. Y como bien sabemos... la ciudad de Ilión terminó destruida y en llamas. Pero además, en la canción tenemos una nueva perspectiva: la aceptación. "Cause I like to think I'm your favourite girl. But I'm sure... I'm not" o "We looked like a Hollywood couple, but they don't know 'bout us and they never will". Toda la lírica de la canción es excelente. Y así pasamos a la anteúltima canción, "Yo & Yo". Dónde vemos otra cara de la moneda. Ahora, el duelo se transformó en una batalla con uno mismo. Una vez comprendida la pérdida, llega la obligación de afrontar en una soledad absoluta. Nadie podrá ayudarnos. Nadie. "Quiero estar tirada de cara al sol, pero me atrapa mi habitación. ¿Cómo escapar de la soledad?" o "Y ahora siento el frío pero no el dolor". Pero ojo, el que exista una aceptación de los hechos y el tener que asumir la soledad no significa que no haya un dejo de aquello que se perdió: "Te extraño en la casa".
Y así pasamos al final, al cierre de la narrativa de "Llorando en la fiesta". Se trata de "Afterlife". Es decir, otra vida. No en esta. En la siguiente. Ya se asumió que aquél amor no está. Sin embargo... "I have died a million times but nothing has changed. There's always a fool waiting for other fool... in the afterlife". Así es. Todos morimos un millón de veces, pero siempre hay un tonto esperando por otro tonto... en otra vida. Y si hay una muerte hay un renacer, por ende sí, se pudo seguir adelante. Pero algo siempre nos queda, quizás no para esta vida, es cierto, pero en alguna otra. Por ahí en otra noche, en otro lugar.
También me gustaría hablar del último sencillo lanzado por BLAIR, titulado "Novios imaginarios". Aquí se van a condensar en gran parte elementos similares a los planteados en "Llorando en la fiesta". Tenemos la lírica que elige dos caminos para complementarse en una sola cosa. Por un lado aquél camino donde predomina la romántica simplicidad: "No será la ciudad del amor, pero yo confiaba en encontrarlo" u "Odiabas mi alarma y yo tu pasado. Otra vez extraños". Y por otro lado, el camino de la dura visceralidad: "Volviendo de fiestas, sola y en mal estado". Sin embargo y para finalizar, quiero remarcar una línea en particular: "Pensé que había terminado, pero vuelvo a despertar con vos al lado". Y es que al fin de cuentas y al igual que Sísifo, no estamos más que condenados al martirio de la eterna repetición. Porque quien ama debe pagar el precio de sumergirse en un desordenado mundo que muchas veces nos reduce a la catatonía y el doloroso desamparo. Una y otra vez. Estamos atrapados en una noche sin fin, hasta que... aparece esa bocanada de aire fresco de abril. Y por un instante y solo un muy breve instante es que todo pesa un poco menos. Y así, en ese pequeño lugar, todo ese desorden se vuelve una cómoda incomodidad. Que duele, sí, pero que acompaña. En este caso ese lugar tiene nombre propio, llamémosle "Llorando en la fiesta".
PD: de más está aclarar que todo es interpretación, por ende, es completamente subjetivo. También escribí un par de interpretaciones más pero esta es la que más me gustó <3
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